Ruta realizada el 11/06/2020
Busqué algo rápido para desconectar de semanas de vivir para trabajar y además con malas formas continuas, así que al acabar mi jornada a las tres cogí el coche y nos fuimos hasta la localidad de Navalafuente, en la que nunca había estado.
Tras aparcar nada más entrar al pueblo, viniendo desde Guadalix de la Sierra, atravesamos en dos minutos el pueblo por la calle principal que va hasta la iglesia y allí por la derecha de la misma salía el camino.
Los primeros metros junto a fincas bien delimitadas con sus lindes, para rápidamente llegar a la bifurcación que establecía el camino de ida y el de vuelta.
Nosotros fuimos a la derecha, a la izquierda en tan solo unos 500 metros estaba la cascada del Cancho, para el que sólo le interese este atractivo.
Empezamos a ganar algo de altura, por un camino en el que todavía había unas cuantas viviendas, y que un poco más adelante estaba asfaltado, para llegar en poco tiempo junto a la carretera que une Bustarviejo con Cabanillas de la Sierra.
La cruzamos girando un poco hacia la izquierda, y al otro lado en seguida encontramos un poste, un poco tapado por la maleza que indica el camino a Valdemanco.
Descendemos tres o cuatro metros y vamos en paralelo a la carretera durante un rato, pero más bajos, entre árboles y junto a un arroyo, volviéndose en algunos momentos un tanto espesa la vegetación, dando muestras de que por allí no pasaba gente últimamente y podía crecer descontroladamente.
Un poco más adelante la vereda se abre y enseguida llegamos a una gran cantera, en la zona más honda de la jornada, y con vistas ya del Mondalindo y la sierra de La Cabrera frente a nosotros.
Tras atravesar la cantera por su margen derecho avanzamos por una vereda muy agradable, bajando un poco más todavía para cruzar un pequeño arroyo y ya empezando a subir en dirección a Valdemanco, que está a unos 200 metros de altitud más que Navalafuente.
Llegamos a una gran fuente a mano derecha, con una pradera con abundancia de lavanda, creo, a la izquierda. Desde allí ya tenemos buenas vistas del destino y también de lo que hemos dejado atrás, con el Cerro San Pedro visible.
Poco después llegamos a una división del camino y aquí es donde creo que no seguimos el adecuado. Creo que deberíamos haber ido a la izquierda, aunque bajaba mucho y parecía ir por una zona poco andable, y nos fuimos a la derecha, topándonos rápidamente con otra carretera, la que va de Cabanillas de la Sierra a Valdemanco.
También la atravesamos, adentrándonos en los pies de la Sierra de La Cabrera y posteriormente topamos con una tercera carretera, la que va de la A-1 a Valdemanco.
Aunque también la atravesamos, poco después volvimos a hacerlo en sentido inverso y ya nos orientamos ante la cercanía del pueblo y descendimos ligeramente, tomando como referencia el muro que forma la vía del tren que precede al pueblo.
Tras llegar a este muro, ascendimos por una callecilla a mano derecho que nos dejó en una especie de merendero que hay a la entrada del pueblo, con unas letras en piedra y unos bancos donde estuvimos repusiendo fuerzas y contemplando el paisaje, con sol y nubes en el cielo.
Una vez merendado fuimos a esa vía del tren, en aparente desuso, y avanzamos por ella, quedando el pueblo a nuestra derecha.
Justo antes de llegar a un pequeño puente sobre la vía del tren tomamos un camino pecuario a mano izquierda.
En teoría ese camino ya debe llevarnos hasta una gasolinera, pasando por otra cantera, y atravesar la carretera ya en las proximidades de la cascada.
El caso es que nosotros fuimos siguiendo los carteles de la vía pecuaria y tras pasar a los pies de una aberración de urbanización entre Valdemanco y Bustarviejo, llegamos a la carretera más arriba, con el puente del ferrocarril a nuestras espaldas, así que tuvimos que descender un tramo por esta carretera sin arcén, hasta que llegamos a esa gasolinera, donde se veía claramente a nuestra izquierda el camino por el que deberíamos haber llegado.
Así que ahí atravesamos la carretera, por un camino que lleva hacia una estación de aguas residuales. Avanzamos por ese camino hasta que nos topamos con un puentecillo que cruza el arroyo, ahí no debemos cruzar y ya seguir bordeando el arroyo por ese lado izquierdo.
Con unas vacas cortándonos el camino, al principio se va muy paralelo al arroyo y el sendero es visible, pero posteriormente el sendero se va perdiendo y cuando nos topamos con un montículo delante, hay que dejar de seguir el arroyo y trepar este montículo buscando los hitos de piedras que hay cada poca distancia.
Hemos ganado altura con respecto al arroyo, que se va encajonando entre piedras y se va notando que seguramente cerca haya un salto de agua.
Un poco más adelante bajamos por un caminillo hacia el arroyo y allí nos topamos con el salto de agua, mucho más modesto que otros de la Comunidad, pero no deja de ser interesante y ser una ruta nueva que conocer con el aliciente de una pequeña cascada.
Volvemos al camino un poco más arriba y en seguida llegamos al desvío que dejamos al principio de la ruta. En ese momento unas gotas empiezan a mojarnos, algo que se agradece a pesar de no hacer calor, y llegamos tranquilamente al coche después de realizar 16 kilómetros en tres horas y media.
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