sábado, 16 de junio de 2018

Chorro de la Ventera



Ante la insistencia de las lluvias intentamos abordar esta ruta antes de que la falta de agua nos impidiera ver la recompensa final, pero aún así nos quedamos sin dicha recompensa.
La ruta sigue siendo muy recomendable a pesar de todo, además hay más alicientes en los alrededores, pero llegar a la base del Chorro de la Ventera o a algún punto en el que divisarlo en todo su esplendor se me asemeja muy difícil y muy desaconsejable.
Las indicaciones que hay en internet no resultaron ser muy exactas y o en otra época (quizás con menos agua) se puede remontar el cauce del río o es medio imposible, además de que supuestamente está prohibido, cosa que me parece absolutamente vergonzoso e increíble, como una cascada o el cauce de un río pueden ser privados.

En fin, no obstante ya digo que aún así lo hecho mereció la pena.

Una vez llegados a Madrigal de la Vera desde Candeleda, en el cruce que manda a mano izquierda dirección Oropesa, justo ahí, cogemos la calle que sale a mano derecha, es bastante estrecha, y más adelante más todavía, así que hay que ir con cuidado.
A pesar de que se puede llegar en coche hasta el cartel que indica el acceso a la Cascada, no en cualquier coche y además se pierde parte de encanto.

Así que nosotros dejamos el coche donde marco.

Desde ahí pueden ser unos 12 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta.

Aunque hay bastantes bifurcaciones, en principio no es difícil casi nunca decidir cual es la correcta, aunque nosotros nos equivocamos una vez y nos supuso un pequeño retraso.
De todas maneras os marco con fotos las bifurcaciones y cuál hay que seguir, y si no en el mapa visto desde satélite de Google Maps se puede apreciar bien.





Tras realizar un pequeño descenso y pasar junto a una finca con una pequeña piscina, otro tramo de bajada nos deja en el puente de los ojos, en cuya garganta más arriba está la charca de El Recuencano, que debe ser interesante, pero no sabía muy bien donde estaba y además había leído que era complicado acceder a ella, así que para otra vez.





Primera parte de la ruta



Un poco más adelante a mano izquierda se desvía hacia una vivienda de campo particular, con lo que hay que coger el camino en pendiente a mano derecha, que además si se fija uno bien, se ve que un poco más adelante tiene un tramo de hormigón.

Ahora ya no hay posibilidad de equivocarse, ya que lo siguiente que nos encontramos es el cartel de Propiedad Privada que indica el acceso al Chorro y que nos indica que sólo puede hacerse por el borde del cauce.







Avanzando por ese camino nos encontramos con una puerta que no se puede abrir porque tiene un candado y que prohibe completamente el paso, no siendo del todo sencillo el franquearla (a la vuelta nos encontramos con dos personas justo antes de la puerta que me hacían pensar que tuvieran algo que ver con esa propiedad privada y que mejor no haberlos encontrado
dentro de la propia finca)




Ya atravesando terrenos invadidos por el musgo y los helechos vamos acercándonos a la garganta y justo al avistar un puente podemos ver a duras penas la parte alta del chorro.
Y aquí cuando después de un duro paseo, con lluvia, desorientación y unos cuantos kilómetros, parece que ya tienes casi la recompensa es cuando todo se va al traste.


Un nuevo cartel nos recuerda que es una finca privada y que se debe respetar, así que aunque el camino seguía pasado el puente, intentamos remontar el curso de la garganta, que sin duda parecía el camino más corto, de hecho bastante corto.
Pero tras saltar varias piedras y sin avanzar ni 30 metros nos dimos cuenta de que era imposible, el cauce del agua estaba franqueado en algunos puntos por paredes de piedra imposibles de solventar.
Así que tras otear el panorama volvimos al puente e intentamos continuar por el camino a pesar de estar prohibido.




Puente donde comienza el acceso final al Chorro


Aspecto de la garganta por la que supuestamente hay que acceder al Chorro


Visión del Chorro desde aquí, casi la mejor (con el zoom de la cámara claro)


A los pocos metros de iniciar ese camino nos topamos con dos jabatillos que rápidamente se escondieron entre la multitud de helechos de no poca altura que flanqueaban el camino.
Según las indicaciones que tenía había que ascender por lo menos 7 curvas a mano izquierda para desviarse e intentar alcanzar el Chorro.
Y eso intentamos hacer, pero llegados a ese punto nos adentramos entre la espesura de los helechos, guiados por algunos hitos que había pero lo más que conseguimos acercarnos fue, no sin peligro hasta un punto en el que se veía un trozo de la caída y en una situación complicada por lo resbaladizo del terreno y la pendiente hacia la garganta.

No sé si las excepcionales lluvias han provocado esta exhuberante vegetación que nos impidió contemplar el Chorro de la Ventera porque aparentemente hay gente que ha llegado a la base del mismo o la ha visto desde un pequeño mirador (en google maps aparece mucho más despejada la toma de satélite), pero no lo conseguimos, a pesar de un par de intentos de Fede, esto fue lo más que consiguió ver.



Además toda esta parte final de intento de aproximación al Chorro nos llevó más de dos horas y un gran desgaste.

Así que con la ligera decepción, a pesar del gran entorno por el que habíamos transitado deshicimos el camino andado hasta el coche, buscando reponer fuerzas, ya que eran más de las cinco de la tarde y habíamos salido a las 11 de la mañana en busca del objetivo.

Y para reponer fuerzas nos acercamos en la propia localidad de Madrigal de la Vera hasta el puente romano de Alardos en la Garganta del mismo nombre. Una obra de ingeniería de la época romana que es parte de la calzada romana que baja por el Puerto del Pico y que hace frontera entre Cáceres y Ávila.

Así que allí junto al puente en un apacible merendero estuvimos comiendo hasta que la lluvia que llevaba rato amenazando nos empezó a calar, con lo que nos refugiamos en el coche hasta que capeara el temporal, pero ante la insistencia de la misma salimos a contemplar el puente con el inconveniente de mojarnos.







Un puente, que aunque ha sido retocado, conserva un gran parecido en cuanto a forma y dimensiones con el de Cangas de Onís, y que es una maravilla de la ingeniería para salvar la garganta.

Para completar el día nos acercamos al siguiente pueblo, Villanueva de la Vera, para contemplar la Cascada del Diablo, al lado de la carretera y sin ninguna perdida. Una cascada que no está metida en la montaña si no ya en la parte baja de la Garganta de Gualtaminos, y que llevaba un agua increíble. Lástima que el último tramo de cascada no se pueda contemplar desde ningún sitio.






Y con eso, y una buena paliza en el cuerpo concluimos la visita y retornamos, que aunque parezca que no el sitio está lejos de Madrid.

jueves, 24 de mayo de 2018

Ruta Chorrera de San Mamés desde Navarredonda



Intentamos hacer una visita a la Chorrera de San Mamés por una ruta diferente a la habitual, que creo que es más o menos conocida y que parte desde el pueblo del mismo nombre, y lo intentamos desde el vecino municipio de Navarredonda, separado tan sólo un par de kilómetros.

Hay que decir que es apta para gente preparada y con poco miedo a las zarzas, en total fueron unos 22 kilómetros en casi 4 horas.

Había encontrado una breve descripción de como hacerlo, pero resultó ser muy poco precisa y nos llevó a emplear mucho tiempo en orientarnos y ponernos sobre la pista de la chorrera.

En principio saliendo desde la iglesia de Navarredonda situada junto a la plaza del ayuntamiento, enseguida llegamos a una fuente dentro del pueblo, momento en el cual giramos a la derecha. Nada más girar el camino se divide en dos, deberemos coger el de la izquierda que circula entre dos muros de piedra hasta llegar pasados unos cinco minutos hasta los dos depósitos de agua del municipio.





Atravesamos un paso canadiense y seguimos de frente pero aquí es donde se empieza a complicar la orientación.
En teoría la Cascada está muy a la derecha de donde nos encontramos en ese momento, y tenemos que intentar alcanzar un camino que hay bastante más arriba, pero no es sencillo por el alto número de zarzas que nos bloquean completamente en muchos momentos el seguir ascendiendo.

Así que en vez de seguir rectos próximos al arroyo que tenemos a mano izquierda como decían las indicaciones que poseía, es mejor empezar a girar a la derecha siempre subiendo ya que es por donde al final conseguimos abrirnos paso de manera más sencilla entre tanta zarza y ortiga.



Desde aquí empezar a ir girando a la derecha mientras subimos



Vistas del valle del Lozoya mientras ascendemos



Digamos que sobre el mapa la línea roja es la ruta que hicimos hasta empalmar el camino señalizado, la línea marrón el camino recomendado por mi hasta llegar al camino señalizado y la línea verde el de la fuente que había consultado, pero que al final va a unirse prácticamente con el oficial y le quita todo el atractivo de la parte alta.




La forma más fácil de saber donde coger el camino es cuando nos encontramos con una pequeña garganta que salvar, en cuyo momento, si todavía no hemos llegado al camino hay que subir entre un tupido bosque hasta dar con él.




Fede ya en el camino con vistas de fondo entre el bosque


Este no es el camino oficial que aparece en Google Maps, que es casi paralelo a éste, y que no sé desde dónde viene. Está casi cubierto de hierba más que ser de tierra. Estamos casi a 1600 metros de altitud que no es ninguna tontería.
Después de un rato andando el camino va girando hacia la izquierda para buscar la garganta en la que se encuentra la cascada y un poco más adelante se une con el camino oficial (a nuestra izquierda) que si aparece en Google Maps.



Un tramo del camino


En ese momento si veis el mapa, estamos ya cerca de la chorrera, pero para llegar hasta ella tendremos que andar bastante, ya que hay que seguir el camino hasta un puente que cruza la garganta y después bajar por la otra vertiente, que en muchos puntos se aleja bastante de la garganta.



Cerca de la Garganta y de la Chorrera ya, pero sin cruzar todavía el otro lado


Aunque mirando el mapa la sensación es que uno se está alejando de la cascada y que no la vamos a ver, cuando lleguemos a una zona de descenso pronunciado y con un par de eses en el camino estaremos realmente cerca de nuestro objetivo.
En la segunda ese, donde marco con el triángulo morado en el mapa, sale un camino bien marcado y señalizado con postes que nos marca la Chorrera a 750 metros.



Bajando hacia las eses mencionadas



Lugar del desvío hacia la Chorrera



Por este camino hasta bien cerca no se puede divisar, pero ya una vez avistada se obtiene la recompensa deseada.
En una lancha a unos 50 metros de la misma merendamos y reponemos fuerzas rápidamente, ya que la tarde se está echando encima y cuando una pareja de personas mayores y su perro abandona el entorno nos acercamos al pie de la cascada.







Allí salvé una caída a lo Marc Márquez en Moto GP, o sea que llegué a estar literalmente en el suelo pero con pericia evité un trompazo serio y caer al agua.

Eran las 20.15 aproximadamente, no quedaba mucha tarde ni mucho tiempo de luz, así que tras deshacer esos 750 metros hasta el camino oficial donde marcaba 3,5 kilómetros hasta San Mamés no pusimos a trotar hasta prácticamente la entrada al pueblo, desde donde ya por la carretera regresamos a nuestro punto de partida en Navarredonda, ya empezando a caer la luz.

Ya sólo quedaba volver, aunque el atropello involuntario de un pobre pájaro ya en la carretera del valle del Lozoya me dejó un gran amargor a una gran tarde de senderismo.

viernes, 27 de abril de 2018

Cascadas del puerto y pueblo de Canencia



Hace poco volví a realizar la ruta de la Cascada del Purgatorio, desde el Monasterio del Paular en Rascafría, pero es una ruta muy conocida en Madrid que no tiene sentido aquí, ya que intento mostrar cosas menos conocidas y por la marea de gente que nos encontramos evidentemente la conoce o la puede encontrar detallada cualquiera.
De hecho no tiene ninguna pérdida, se empieza en el puente del Perdón frente al Monasterio y en todo momento está señalizada y no hay confusión posible.

Quizás también conocida, pero no tanto es la Cascada de Mojonavalle en el puerto de Canencia.



Mapa topográfico con la señalización aproximada con flecha roja de las dos cascadas a visitar



Llegando desde Miraflores de la Sierra al puerto, pasados 100 metros encontramos un área recreativa tanto a izquierda como a derecha, con parking y fuentes en ambos lados.

La ruta hacia la cascada parte del aparcamiento de nuestra izquierda.
Desde ahí una pista completamente apta para bicicleta de montaña y para personas, la cual seguimos durante unos dos kilómetros, pasamos un chozo a mano derecha y vamos flanqueados a ambos lados por un bosque de árboles,








hasta que encontramos una casa forestal, justo desde la que sale una bifurcación a mano derecha.

Si tomamos esa bifurcación por un camino más estrecho llegamos a la parte de abajo de la cascada, supongo que por arriba se llega a lo alto de la misma, pero no lo comprobamos.




Llegamos al pie de la cascada y trepamos hasta la mitad para obtener diferentes vistas.





Deshacemos el camino andado y bajamos hasta el pueblo de Canencia (hay puerto, pueblo y río, o arroyo más bien, con ese nombre) para buscar la otra cascada, esta seguro mucho menos conocida.

Justo cuando llegamos a la altura del río que atraviesa el pueblo tomamos la calle a mano derecha justo anterior, junto a una fuente con un banco y con una mansión enfrente llamada Villa Tinita, con cuya dueña estuvimos hablando luego.

Aparcamos al final de esa calle y ahí empezamos la ruta.
Justo al pasar una puerta con un paso canadiense podemos decidir por donde ir.



Por la izquierda va el camino, que en principio es la ruta más razonable, pero yendo por ahí tampoco es tan sencillo, yo por lo menos volví con bastantes arañazos por las zarzas (aunque realmente nosotros no hicimos eso por desconocimiento, si no que fuimos vadeando el arroyo más bien).


Imagen del camino que hay que seguir


Por la izquierda hay que cruzar un puente para pasar al otro lado del arroyo, seguir el camino que va por encima del mismo hasta llegar a un mini embalse con un puente que lo cruza. En ese punto se juntan dos arroyos y tenemos que seguir el de la derecha, de hecho posiblemente desde ahí ya se divise la cascada.

Hay diferentes hitos de piedra a partir de ese momento pero no siempre son visibles y eso no significa que el camino sea fácil.


Desde aquí la cascada a mitad de camino con Fede y Noelia.


Después de atravesar algunas zarzas, zonas de barro o pasos un pelín complicados, no mucho, llegamos a la altura de la cascada, a la que no es nada difícil descender para contemplarla desde su base.




Después de deleitarnos decidimos volver por lo que era la parte derecha desde el inicio de la ruta, donde sólo se veía un monte con mucho desnivel, pero realmente desde la cascada, después de subir un poco para alcanzar la zona más alta de la cresta, luego el camino es cómodo, por praderas y se van viendo bonitas vistas del valle que forma el arroyo de Canencia, así como del Valle del Lozoya y los picos que lo separan de la provincia de Segovia.








Sólo el fuerte desnivel final que hay que salvar que te va cargando los cuádriceps y las rodillas le da un poco de pesadez, así que igual es más recomendable hacer la ida y la vuelta por esta parte.
Llegamos a la fuente del pueblo y en ese banco junto a la misma hicimos una buena merienda para recuperar las fuerzas perdidas, estando de lo más tranquilo a pesar de estar pegados a la carretera.