Como sólo teníamos media jornada decidimos acercarnos a un sitio que no estuviera lejos y hace tiempo que tenía ganas de visitar el entorno del embalse de La Jarosa en la localidad de Guadarrama.
Llegamos y dejamos el coche en el primer aparcamiento que hay en el margen derecho del embalse ya que parecía lo que decían las indicaciones que llevábamos.
Tras colocarnos el calzado adecuado salimos por el camino que parte por la parte baja del restaurante, junto a un pequeño huerto con algunos animales y avanzamos poco ya que al llegar a una garganta de la que salía una senda bien visible decidimos subir y a partir de ahí ya perdimos el hilo de lo que era la ruta que queríamos seguir.
Tras un no muy pronlongado ascenso seguimos tramos de bajada, llano y descenso, entre grandes pinares, cruzando el arroyo alguna vez, hasta que llegamos a un claro en el que confluía una pista asfaltada con una senda de tierra que bajaba por un gran desnivel.
Miramos el mapa y el gps y como vimos que ya estábamos perdidos tomamos la pista asfaltada y empezamos a caminar a buen ritmo.
Íbamos ganando altura (el objetivo del día era el pico de la Carrasqueta a unos 1650 metros) con algunos tramos de fuerte desnivel, quedando muy cerca a nuestra derecha la A-6.
Poco a poco empezamos a virar más hacia oeste, andábamos a gran velocidad y eso hizo que nos saltáramos un pequeño salto de agua que debía haber a la izquierda del camino, justo en el punto que hay una fuente y un gran pilón a la derecha.
Así que a ritmo muy rápido y cruzándonos con algún ciclista íbamos devorando kilómetros, acercándonos más al plan original del día y ascendiendo paulatinamente hasta colocarnos en unos 1200 metros de manera permanente.
Ya un poco más adelante alcanzamos la zona en la que se contempla a la vez el embalse de la Jarosa y la zona de la Pedriza, con buenas vistas del Yelmo y de toda la zona, Villalba, Cercedilla, Guadarrama ... y hacia el otro lado la Cruz de los Caídos.
Seguimos avanzando a gran velocidad y en una buena pradera a mano izquierda llegó la anécdota del día.
Había dos ciclistas allí descansando y tras sobrepasarlos de repente oí mi nombre un par de veces ... me giré y era mi ex compañero de trabajo Leo que justo una semana antes se había jubilado y al que además precisamente le habíamos regalado entre otras cosas algún accesorio para montar en bici.
Me giré, le saludé y hablé un poco con él. Allí había un cartel que indicaba el Bosque Plateado, que estaba mencionado en la ruta que traía apuntada, así que allí teníamos que haber llegado por esa vereda diferente.
Pero con la anécdota no caímos en la cuenta que justo del otro lado bajaba una pista, de la que además salieron un par de ciclistas, y que era el ascenso hasta el Pico de la Carrasqueta, desde el que las vistas deberían ser fantásticas.
Así que seguimos andando y en cuanto la pista empezó a descender y a virar hacia el sur nos dimos cuenta que aquel era el camino pero que ya lo habíamos dejado muy atrás como para retroceder, así que ambos sitios, el Bosque Plateado y el Pico quedarán para otra ruta.
Con lo cual seguimos descendiendo y nos propusimos como objetivo la ermita del Altar Mayor. Bajamos rápido y poco después de llegar a un tramo empinado con un pequeño descanso a mano derecha nos salimos de la pista por una vereda que se veía a mano derecha, sin mucho convencimiento. Como la vereda no desaparecía era indicativo que no íbamos mal.
Así que al poco llegamos al muro del Valle de los Caídos y lo usamos de referencia para seguir avanzando hasta tener a la vista la ermita lo que ayudaba más todavía para no desorientarse.
Llegamos hasta el arroyo que bajaba y empezamos el tramo de subida a la ermita, durillo, y largo aunque no lo pareciera, más de media hora desde ahí.
Al llegar arriba grandes vistas sobre todo el complejo del Valle de los Caídos y los montes que la cierran, así como alguna ermita más que se veía entre la vegetación.
Esta ermita como tal, no era ni ermita, ya que es una mínima construcción abierta y sin nada en su interior.
Pues ya estaba cubierto el objetivo del día así que descendimos de nuevo hasta el arroyo y empezamos a seguir las indicaciones que indicaban ruta del agua, lo cual nos llevo hasta un arroyo más reseñable que poco más adelante desembocaba en una esquina del embalse.
Ya con gente por todas partes fuimos rodeando el embalse hasta que llegamos al coche, que nos costó localizar porque estaba saturado de coches y de gente y nos estábamos confundiendo de aparcamiento.
Tras localizar el coche poníamos fin a unos 19 kilómetros de ruta, preparamos el bocata, nos lo comimos y de vuelta a casa.
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