martes, 17 de mayo de 2016
Chorro Grande de La Granja y Chorro de Navafría
Mucho más conocidas que las cascadas visitadas la semana pasada por su ubicación y por ser más accesibles fueron las visitadas ayer.
En este caso el menú constó de dos platos
1-Ruta al Chorro Grande de La Granja
2-Ruta al Chorro de Navafría
Partiendo desde Madrid por la A-6 hasta Villalba y subiendo el puerto de Navacerrada llegamos antes de las diez de la mañana al Real Sitio de La Granja de San Ildefonso.
Tras tomar un café para despertar y activar el cuerpo aparcamos al final de la urbanización donde comienza la ruta.
Desde algunos puntos de La Granja se divisa y se localiza perfectamente la cascada.
La ruta transcurre en todo momento por una senda sin ninguna dificultad y paralela a un arroyo con lo que no tiene perdida y acabas topándote con el chorro quieras o no.
En poco más de media hora se alcanza el último tramo de la cascada, pero claro allí abajo no se ve íntegra como desde la distancia. No obstante puedes trepar para posicionarte a mitad de ella y tener así distintos puntos de vista de la misma.
Es la primera vez que la veía y no sé como ha estado en otras ocasiones, pero después de una semana de lluvias y quedando todavía nieve en Peñalara pues allí caía agua sin parar.
Son muy interesantes también las vistas hacia Segovia desde el Chorro, emergiendo la silueta de la Catedral, evidentemente el Acueducto no se divisa desde fuera y también la estampa de La Granja a los pies de la montaña.
Después de la sesión fotográfica de rigor, vuelta al origen de la ruta.
Tuvimos la suerte de no encontrar casi gente subiendo y en la propia cascada, a la vuelta ya subía bastante más gente.
Ya en marcha hacia el segundo destino del día, desde la carretera se observaba otra cascada al este del Chorro Grande, donde habíamos estado, que quizás sea motivo de otra visita a la zona.
Pusimos rumbo a Navafría, donde después de cruzar el pueblo un desvío a la derecha nos indicaba el Area Recreativa desde el cual partiríamos hacia la segunda cascada.
Una vez pagada la entrada, 4,50 euros por vehículo justo desde ese fin de semana hasta septiembre creo, aparcamos en un entorno privilegiado.
Al lado del río, con un montón de mesas para comer entre sol y sombra, y con posibilidad de hacer barbacoas.
Lástima que no fuéramos preparados para esto último porque el olor de la comida de otros turistas daba mucho hambre.
Eso sí, nos alimentamos con un buen bocadillo de jamón antes de emprender la ruta.
El camino a la cascada sale del final del área recreativa, un cartel nos desvía hacia la izquierda y empezamos a ascender por una vereda entre pinos de Valsaín de gran altura, con mucho verde a ambos lados y el arroyo a la izquierda.
También se puede hacer la ruta por el otro lado del arroyo pero ya quedará para otro día.
El desvío marcaba 20 minutos y efectivamente en ese tiempo se empieza a oír el estruendo del agua precipitándose y se atisba entre los pinos el salto de agua.
Al llegar el enclave es precioso, con un puente para observar de frente la cascada.
A mano derecha se han habilitado unas escaleras de piedra para poder acceder hasta la mitad de la cascada y ver el segundo tramo de caída que desde abajo no se puede apreciar, y ya sin escaleras incluso se puede trepar más arriba para ver la parte más alta del salto.
La cascada me resultó más bonita, más grande y más espectacular de lo esperado y sorprendentemente no es tan conocida, la mayoría de la gente de Madrid que conoce alguna es la del Purgatorio en Rascafría.
Una vez contemplada la cascada nada más comenzar a bajar encontramos el indicativo de una ruta que escalaba ladera arriba.
Empezamos a hacer eses mientras mi reloj-altímetro iba incrementando la altitud, desde unos 1350 de comienzo hasta próximos a los 1700.
La senda inicialmente indicaba una fuente que no encontramos y posteriormente se convirtió en el Mirador del Pasil.
Llegado un momento por encima de la cascada y oyendo el arroyo más abajo había una bifurcación y nos quedamos con la incógnita de donde se iba por donde no fuimos.
Seguimos el indicador de Mirador del Pasil pero tampoco encontramos un mirador como tal.
Al final empalmamos con un camino muy bien marcado que aunque inicialmente en dirección contraria, finalmente acaba desembocando en ese final del área recreativa donde iniciamos a mano izquierda la subida al Chorro.
Por esta senda que puede tener aproximadamente 5 kilómetros divisamos a lo lejos un salto de agua entre el espeso arbolado que cubría todo el valle, esperemos en una próxima tener la posibilidad.
Durante toda esta ruta fuimos encontrando caídas de agua por la ladera, la mayoría pequeñas pero alguna un poco más abundante.
Y además en este tramo, por el que no coincidimos con ninguna persona (todo el mundo va exclusivamente a ver el Chorro), también nos cruzamos con dos cervatillos.
Una vez de regreso al parking ya solo quedaba volver a casa, pero con la sensación que allí se habían quedado rutas por hacer y por lo tanto marcado como un lugar al que regresar.
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