Creo que esta es una de las rutas más duras que he hecho, quizás muy influenciada, eso sí, por mi extremo cansancio desde hace casi un año, pero el hecho de que la encontrara muy de casualidad y no en páginas especializadas de senderismo hacía presagiar que tendría su complicación.
Evidentemente como en otras tantas veces la gente que amablemente te da las instrucciones necesarias para realizarla, colgando en internet su experiencia, no refleja bien la realidad o la dureza de la misma.
Llegamos a Lozoya el lunes de Pascua, y decidimos desayunar en un bar junto a la carretera, donde estaba un equipo de grabación del programa de Aquí La Tierra, que suelo ver casi todas las tardes.
Después de coger energías, nos dirigimos a la gasolinera que hay en la salida del pueblo dirección A-1,
que es de donde sale la ruta, con lo cual hicimos un kilómetro más de lo que estaba reflejado.
Desde allí, tomamos un camino muy amplio que se puede ver en Google Maps o en un mapa topográfico, llamado Camino de Navarredonda.
Empieza transcurriendo entre fincas y explotaciones ganaderas. Pasamos dos pasos canadienses, pero vamos, el camino de momento no tiene perdida, ni hay que salirse de él, ni hay caminos que salgan que te puedan inducir a duda.
Vamos subiendo ligeramente, dejando atrás el pueblo de Lozoya y el pantano de la Pinilla, y nos vamos metiendo en un pequeño valle con montaña a ambos lados, siempre predominando el roble.
Alcanzamos una pradera más abierta muy chula, con vistas ya más lejanas del pueblo, el embalse y las montañas, y seguimos ascendiendo ligeramente hasta llegar a un camino que sale a mano izquierda.
Realmente hay que fijarse bien, porque salen dos, y nosotros tenemos que coger, el primero de ellos, que es menos apreciable en ese momento.
Aquí comienza un buen tramo de ascenso continuado, con alguna zona de desnivel, que nos carcomerá un poco nuestras fuerzas. Llegamos a un pequeño rellano del que el camino sale ligeramente a la derecha, por si no se aprecia muy bien, para luego ya volver a ir girando hacia la izquierda.
Empezamos un tramo muy chulo, ya casi sin desnivel, salvo algún momento puntual, en el que a veces entran dudas de si tendremos que desviarnos por la izquierda, por alternativas que parece que salen.
Iremos viendo hitos de piedras que no significan que tengamos que abandonar el mismo.
Hay que seguir por lo que parezca el camino más evidente, aunque a veces se difumine o vaya subiendo
algún pequeño escalón.
Después de unos minutos llegaremos a nuestro merendero. Nos cruzamos con el arroyo, y allí con un mínimo salto de agua, y con un pequeño trozo de pradera nos decidimos a reponer fuerzas y descansar ligeramente.
Habíamos hecho la parte más sencilla de la ruta.
Aquí, debemos cruzar el arroyo y girar a la izquierda.
En unos tres minutos alcanzamos una valla de piedra que cruzaremos aprovechando que esta caída y llegamos a una pradera que atravesamos en dirección noroeste.
Cinco minutos después guiados por el ruido del agua llegaremos a la Chorrera del Reajocil.
Un pequeño salto de agua que condimenta la hasta ahora interesante ruta.
Acceder a esta Chorrera empieza a tener un poco de dificultad, hay numerosas zarzas y hay que bajar hasta el arroyo y cruzarlo, y luego volver a subir por una fuerte pendiente.
ATENCIÓN
Para la gente que no esté muy bien físicamente, o si no lleváis provisiones, no queda mucha luz del día
o no sois especialmente ágiles, os recomiendo que desde este punto completéis la ruta deshaciendo lo andado y volviendo por donde habéis llegado hasta aquí.
Ya que aquí comienza una parte dura, un poco técnica y muy exigente en lo físico y en la orientación.
De hecho me tuve que descargar en este punto una aplicación de pago para intentar ver por donde habían continuado la ruta los que me sirvieron como fuente de la misma.
La única indicación que tenía ahora era: "Vimos antes que un par de metros mas abajo del punto en el que cruzamos la valla, esta giraba a la derecha, regresaremos un poco hacia atrás de nuevo hasta alcanzar la valla de piedra. La cruzamos y sin camino vamos perdiendo altura si separarnos mucho del cauce del arroyo"
Pues eso, es complicadillo si no tenéis la traza de por donde fueron los que escribieron estas instrucciones.
Básicamente hay que descender campo a través por ese gran desnivel, girando siempre hacia la derecha guiados por el ruido del agua, para ir a dar al arroyo metros más abajo, donde está el Chorro del Tejo.
Lo mismo, bastante desnivel, zarzas, cruce de arroyo con un brinco y difícil de intuir la ruta.
Llegamos al arroyo, cruzamos y allí justo estaba el Chorro del Tejo.
He de decir que me parece un sitio increíble, totalmente escondido entre robles y montañas.
El Chorro es muy chulo además, no es pequeño, forma una pequeña poza a mitad y luego da otro salto.
El gran problema es que está muy complicado de acercarse e incluso de tomar alguna foto nítida que permita apreciarlo en toda su belleza, pero el punto como tal es fantástico.
Ahora bien, aquí comienza la parte más dura de la ruta y eso que ya llevábamos más de tres horas de ruta.
Aparentemente, ahí uno no sabe por donde salir, algo vale que me pude descargar esta aplicación para seguir el track que habían hecho.
Estamos completamente rodeados de montañas altas y el arroyo está bastante encajonado metros más abajo.
Estábamos al otro lado del arroyo y nos dirigimos hacia nuestra izquierda donde parecía haber un paso entre las rocas.
Pero andamos unos 10 minutos entre zarzas para nada.
Miramos la aplicación y no estábamos yendo por donde habían ido los que trazaron la ruta.
Volvimos a la altura del Chorro y mirando el mapa nos dimos cuenta de que habían tirado recto de frente, según se cruza el arroyo.
Ahí lo único que había era una pared ...
Así que empezamos a trepar, con más zarzas salteadas, por un desnivel bastante serio, que a mi me obligó a hacer varias paradas para descansar y bajar pulsaciones.
Posiblemente se suban más de 200 metros de desnivel vertical en poco terreno, pero no por un camino, si no campo a través.
Este era el panorama.
Después de sufrir como un perro llegamos arriba (casi una hora en salir de esa hoya) ... momento en el cual se sobrevino la tragedia.
Llevaba la chaqueta del chandal, en el lateral de la cintura, sujeta por la mochila. Pero al llegar arriba no había chaqueta.
Dentro iban las llaves del coche, de casa y mis gafas. Un auténtico drama.
Encima se estaba nublando y empezaba a hacer fresco por ahí arriba, a unos 1600 metros.
Tuve que tirar del bueno de mi hermano, físicamente mucho mejor que yo, que descendió en busca de la chaqueta.
Se había caído bastante abajo, lo cual le supuso a él un buen desgaste también.
Recuperados del susto, pero con un gran cansancio ya, con unos 12 o 13 kilómetros y más de 4 horas, llegamos a esta explanada que hay arriba, con buenas vistas y que nos indicaban que lo malo había pasado y que el resto de la ruta ya sería más llevadera.
Mirando en google maps se veía un camino marcado muy cerca, así que atravesamos esa pradera hacía un pinar que había enfrente y al poco tiempo a nuestra derecha alcanzamos este amplio camino.
Desde aquí ya sólo nos queda seguir este camino hasta el pueblo. Es agradable, sin tramos de fuerte pendiente que machaquen los cuadríceps y con una fuente, ya cerca del final, para reponer líquidos, que se han perdido bastantes.
Decidimos no acercarnos a un árbol singular que había a mano izquierda, anunciado en el camino, por el cansancio y porque había que salirse del camino por un buen desnivel y luego recuperarlo.
Este camino nos deja en una zona de chalets en la parte alta del pueblo, así que tenemos que bajar un kilómetro más por la carretera que sube al puerto de Navafría, hasta llegar al centro del pueblo y al punto del inicio de la ruta, más de 6 horas después de haber salido.
Los datos del Garmin:
Distancia: 18,78
Tiempo: 6h 25m
Tiempo en movimiento: 4h 39m
Calorías: 2020
Ascenso total: 706m
Altura mínima: 1094m
Altura máxima: 1603m
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