Como habíamos hecho el día anterior una ruta exigente, busqué algo más cercano que por lo menos nos evitara la paliza de kilómetros en coche, y tenía una ruta interesante en Las Navas del Marqués, muy cerquita del pueblo de mi madre.
Siempre había tenido curiosidad de donde estaría el embalse de Las Navas que aparece en los mapas, que es de donde salía esta ruta, así que llegamos a Las Navas y bordeando el pueblo por el oeste llegamos al campo de fútbol, desde donde salía más o menos la carretera que va hacia el pantano.
Tras atravesar algunas dehesas con ganado y subir ligeramente hasta la zona inferior del parque eólico que hay en la zona, una zona de descenso nos condujo al primer pequeño embalse, porque realmente son dos, y un poco más allá llegamos al segundo, con su pequeña y curiosa isla en el interior del mismo.
El problema aquí es que apenas hay cobertura de internet y no podía cargar la ruta para saber por donde empezar. Así que después de intentarlo un buen rato cogimos un camino ascendente que partía a la derecha del embalse y que nos condujo a un punto alto, con buenas vistas, donde pudimos coger algo más de cobertura y comprobar que nos habíamos equivocado de ruta.
Deshicimos ese pequeño tramo y cruzamos el embalse, y ya se coge ese camino durante unos 4 kilómetros. Se atraviesan varias puertas y bastantes vacas pero en principio no hay más que un pequeño camino que puede llevar a confusión de si desviarnos o no.
La primera puerta está enseguida. Después, tras un pequeño tramo de ascenso, llegamos a otra puerta, tras la cual descendemos hasta un mínimo arroyo con una pequeña zona de arbolado y a continuación volver a ascender para encontrarnos a mitad de ascenso otra puerta más. Tras rebasarla seguimos ascendiendo por el camino, bien marcado, con praderas peladas a ambos lados, y tras coronar
se observa un horizonte más amplio frente a nosotros, con grandes dehesas, muchas vacas y un par de construcciones.
Seguimos por el camino hasta que llegamos a un cerradero abandonado y una casa a nuestra izquierda, con una nueva puerta frente a nosotros.
La atravesamos y el camino gira ligeramente a la izquierda, hasta que ante nosotros se abre una curva de 180 grados con otro pequeño arroyo discurriendo a través de ella.
Es en este punto donde hay que abandonar el camino por la izquierda, donde, aunque no muy visible al principio, sale una senda, estrecha, pero casi bien marcada siempre, que sin apenas dificultades, bordeando el arroyo, en unos 10 minutos nos conduce hasta el puente de la Cepeda.
Una construcción muy sorprendente, por la simpleza, porque salva un hilo de agua, y porque está en un sitio en el que no hay profundidad.
No sé de cuando datará, pero lo que si que es sorprendente, y se puede verificar con un mapa, es que esta dehesa en la que está el puente, pertenece a Santa María de la Alameda, municipio de Madrid, pero todo lo que le rodea es término municipal de Las Navas del Marqués (Ávila), de Peguerinos (Ávila) o de El Espinar (Segovia), que está bastante cerca de allí.
Tras comer algo allí junto al puente, deshicimos el camino hecho hasta allí hasta llegar de vuelta al pantano de Las Navas.
De vuelta paramos en lo que está marcado en Google Maps como Cerro Mesada. Dejamos el coche justo a la altura del parque eólico, y ascendimos un pequeño tramo hasta situarnos a más de 1500 metros de desnivel, con un vértice geodésico, y debajo del último molino eólico de la hilera que pueblan esa cuerda.
Las vistas desde este punto son magníficas, casi de 360 grados, con montañas por todas partes.
Se puede divisar desde la zona de Abantos, pasando por la zona de menos altitud de Robledo de Chavela y San Martín de Valdeiglesias, para volver a coger la zona más elevada de El Tiemblo y toda la cuerda que va hasta el Puerto del Pico, además también de la Sierra de la Paramera, y la Sierra de Ávila con el Pico Zapatero y la Serrota como última montaña de nuestro campo de visión.
Una sucesión de montañas impresionante.
Con esto finalizamos otra interesante ruta.
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