Cambiamos por un día las rutas de senderismo por el campo y la naturaleza para buscar esta vez una ruta más cultural y de arquitectura.
Una ruta por los Castillos de Valladolid, posiblemente la provincia con más castillos de España
Este era el menú y el plan inicial
Medina del Campo
Urueña
Torrelobatón
Fuensaldaña
Trigueros del Valle
Villafuerte
Curiel de Duero
Peñafiel
Íscar
Portillo
Medina del Campo
(También se podía incluir Cuéllar, pero éste ya lo conocíamos y además es de Segovia y no de Valladolid)
Aunque luego añadimos Tiedra a la ruta, paramos en Wamba que pillaba de camino y nos quedamos con las ganas de ver Portillo en condiciones, ya era de noche, y tuvimos que dejar de ver Íscar, que quedará pendiente para otra ocasión.
Saliendo de Madrid sobre las 8 de la mañana, el punto de reunión era Medina del Campo, principio y final de la ruta.
Con la ola de frío prácticamente finiquitada, no obstante de camino allí, una vez superada la sierra de Guadarrama, había muchos puntos con temperaturas bajo cero.
Tras encontrar un sitio donde dejar estacionado un coche durante el resto del día nos dirigimos a tomar un buen desayuno caliente para empezar la jornada y combatir el frío.
Una vez entrados en calor nos dirigimos al Castillo de la Mota, uno de los más famosos, importante históricamente y bonitos de España.
Para mi, en una escala de 1 a 5 (siendo 5 lo mejor), un castillo de 5.
El siguiente punto en el planning era Urueña, que no contenía un castillo como tal al uso, pero sí unas murallas.
Cogimos la autovía, pasamos Tordesillas y nos desvíamos en la salida que lo marca.
Justo antes de llegar allí nos topamos con ésta chulísima Ermita.
Y desde ella, una de las vistas más chulas de Urueña, que da sensación de villa amurallada de otros tiempos, incluso de la época bíblica.
Una vez allí había tramos de la muralla habilitados para subir y andar por ella y el pueblo, pequeño, era muy bonito.
Primer destino completado.
La hora no parecía preocuparnos pero nos habíamos comido un buen trozo de mañana. Nos dirigíamos hacia Torrelobatón, pero unos carteles que nos indicaban Tiedra nos hizo cambiar de idea y modificar el planning.
Nos desvíamos hacia Tiedra, que debería haber sido el primer destino ya que está al otro lado de la autopista, y allí nos acercamos hasta el castillo, bastante bien conservado aunque con síntomas de haber sido restaurado recientemente.
Un castillo de 2 en la escala.
Como habíamos perdido bastante tiempo con este desvío y además el pueblo no tenía nada más (y habíamos ido a ver exclusivamente castillos) nos dirigimos directamente al siguiente destino, Torrelobatón.
El castillo está en un pequeño montículo en el centro del pueblo, desde lejos se ve perfecto, pero desde cerca es difícil abarcarle para tomar una buena estampa.
La altura de la torre del homenaje es tremenda, el castillo impresiona.
Podría estar rondando entre el 3 y el 4 en valoración.
Desde ahí deberíamos dirigirnos hasta Fuensaldaña, pero como la carretera pasaba por el curioso pueblo (lingüísticamente hablando) de Wamba, allí que hicimos una nueva parada.
Paramos junto a la bonita iglesia que tenéis debajo, muy bonita e hicimos una foto a la estatua del Rey Wamba existente en el pueblo, y continuamos camino.
Llegar hasta el siguiente destino nos costó. Estaba próximo pero para llegar sólo hay una carretera y como nos confundimos, al coger la autovía que va desde Valladolid a Palencia no había salida directa.
Así que tuvimos que tomar la salida hacia Villanubla, donde está el aeropuerto, y tras hacer allí un intento fallido por comer seguimos hasta Fuensaldaña, donde llegamos rápidamente.
Lo primero que hicimos fue buscar un sitio para comer, y lo encontramos por 15 euros en un pequeño Asador del que salimos muy satisfechos.
Enorme variedad (unos 10 primeros y 10 segundos), buena calidad y buena cantidad.
Una vez recuperadas fuerzas nos fuimos a ver el castillo. De estructura y dimensiones parecidas al anterior, su Torre del homenaje era más bonita. Estaba ubicado en el centro del pueblo, en un entorno más elegante y la impresión era majestuosa igualmente.
Otro castillo con valoración 3 o 4 sobre cinco.
Entre los problemas para llegar a Fuensaldaña y el tiempo empleado comiendo se había hecho relativamente tarde para todo lo que quedaba.
El siguiente destino ya estaba más lejos. Montamos en el coche y nos dirigimos a Trigueros del Valle.
Allí, además de una ermita en lo alto de un montículo dominando el pueblo, que no visitamos por falta de tiempo, nos encontramos con un castillo de grandes dimensiones, con una fachada principal relativamente conservada pero con el resto en bastante mal estado, no es un castillo derruído, pero si con serios desperfectos.
Digamos que un castillo de valoración 1.
De vuelta al coche rumbo a Villafuerte (Villafuerte de Esgueva en algunos sitios).
Allí en lo alto del pueblo (ubicación habitual de los castillos), nos encontramos con un castillo de estructura similar a los de Torrelobatón y Fuensaldaña pero con menores dimensiones. No estaba en un entorno especialmente bonito, con mucha maleza alrededor y algo de chatarra, pero no obstante es un castillo interesante que sin problemas puede recibir una valoración de 2.
Con el atardecer amenazándonos y mucho por recorrer todavía, teníamos la esperanza de llegar por lo menos en buenas condiciones a Peñafiel y a partir de ahí valorar.
Después de pasar por Pesquera de Duero y su multitud de bodegas de gran renombre seguimos hacia Peñafiel que ya se vislumbraba a lo lejos. Prácticamente pegando a Peñafiel se encuentra Curiel de Duero.
Éste castillo sólo lo pudimos contemplar en la distancia, ya que se ha convertido en una propiedad privada dedicada a la hostelería.
Eso sí, la ubicación sobre una roca elevándose por encima del pueblo le daban un aspecto muy interesante.
Además en el pueblo había una bonita plaza con una puerta-muralla y una fuente.
Por fin llegamos a Peñafiel, otro de los castillos más impactantes de España, por su tamaño y su ubicación.
El cielo ya más que naranja estaba tornándose oscuro, el sol ya se había puesto casi completamente y las luces del pueblo estaban encendidas dada la oscuridad ya reinante.
Después de dar varias vueltas por el pueblo encontramos la carretera para subir.
Ya quedaba muy poca gente allí y empezaba a hacer mucho frío.
Hicimos alguna foto, aunque las más bonitas de este castillo son en la distancia, y aunque quedó un punto de decepción por el poco tiempo que pudimos dedicarle (el pueblo también parecía chulo) por lo menos pudimos llegar hasta allí.
Pero visto que quedaron más cosas pendientes, bien merecerá volver a visitarlo en mejores condiciones de luz.
Un castillo que también merece la valoración máxima de 5.
Una vez de vuelta al coche cogimos la guía de carreteras y valoramos la situación.
Quedaban dos castillos pero era absolutamente de noche.
Además estaban mal comunicados.
Así que decidimos pasar por Portillo que estaba justo de camino hacia Medina del Campo.
No estábamos cerca y teníamos que transitar por carreteras estrechas, sin ningún tipo de iluminación y que no conocíamos.
Así que casi después de una hora de trayecto alcanzamos Portillo.
Situado en una loma en la prácticamente llana provincia de Valladolid tenía pinta de ser un pueblo chulo y su castillo más todavía.
Lástima de la escasa luz y el profundo frío.
Dimos una vuelta al castillo, que tenía la impresión de tener una valoración de tres, y quedó emplazado para una nueva visita junto con el no visitado de Íscar, el de Peñafiel y alguna cosa más.
Así que ya sólo quedaba cerrar el círculo y retornar a Medina del Campo, donde también quedó por disfrutar de algo más que el castillo, pero otro día sería, ya que también me quedó pendiente Simancas, Tordesillas y la propia Valladolid.
En total el trayecto supuso más de 300 kilómetros por la provincia de Valladolid y un montón de sitios chulos.
Una vez allí, yo de vuelta a Madrid y mi hermano y Noelia a Valladolid.
Llegué sobre las 22.15 de la noche después de haber salido a las 8 de la mañana.
No está mal para una sóla jornada!
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