jueves, 23 de febrero de 2017
Burgos en 5 días - Día 2
El segundo día no tenía marcados demasiados puntos en la agenda, ya que pensaba que la mayor parte del tiempo se nos iría en Las Lagunas de Neila.
Nos levantamos y tomamos nuestro primer desayuno en el hotel y decidimos como alcanzar llegar hasta Las Lagunas ya que había varias posibilidades.
Finalmente decidimos ir por la carretera que atraviesa el pueblo de Pineda de la Sierra.
Nos pusimos en marcha en esa dirección y nos adentramos en una pintoresca carretera, que paralela al río Arlanzón, pasa junto a dos embalses casi contiguos, y ya encajonada entre montañas pone rumbo hacia Pineda de la Sierra, prácticamente única localidad de esta carretera y en varios kilómetros cuadrados a la redonda.
Alcanzamos un bonito y pintoresco pueblo, aunque no nos detuviéramos en él se podía apreciar su encanto. Pasado el pueblo se veía el desvío hacia el Valle del Sol, una estación de esquí semi desconocida, que en mi caso situó en el mapa un final de etapa de la Vuelta a Burgos hace un par de años.
La carretera ya se había adentrado en la Sierra de la Demanda. A veces flanqueada a ambos lados por hileras de árboles con distintas tonalidades de colores, con la única compañía de vez en cuando de algún rebaño y con algo de nieve en las montañas fuimos surcando la carretera sin casi toparnos con ningún vehículo.
Atravesamos dos o tres núcleos de población más, todos ellos prácticamente deshabitados, ya que en alguno paramos intentando buscar en bar y no se dio tal casualidad, y recorrimos unos kilómetros por la provincia de La Rioja hasta que llegamos al desvío que nos llevaba al pueblo burgalés de Neila.
En esa carretera, atravesando uno de los múltiples y bonitos desfiladeros que nos topamos en los 5 días debería haber una cascada que llevábamos intención de ver, pero al no llevarme el detalle y no estar señalizada lo dejamos por imposible.
Así que llegamos a Neila y pusimos dirección hacia Las Lagunas. Coronamos la primera parte que es la carretera que une este pueblo con Quintanar de la Sierra y a mano derecha tomamos el desvío hacia Las Lagunas. Rápidamente me escamó en mal estado de asfaltado de la carretera, con muchos baches, y que la misma estuviera cubierta de acículas de los pinos, dando sensación de estar semi abandonada y de que por allí no había prácticamente tráfico.
El desnivel era muy pronunciado y me recordaba a la vertiente por la que subió la Vuelta a España, en la única vez creo que se ha subido en esta competición.
Pasados unos dos kilómetros empezamos a ver nieve discontinua y nos preocupamos, y efectivamente unos metros más adelante ya no era discontinua si no que cubría el asfalto.
Así que media vuelta como pudimos, ya que la anchura de la carretera no era mucha.
Al llegar al desvío intenté consultar en todos los mapas posibles ya que se me hacía rara esa vertiente en las últimas ascensiones de la Vuelta a Burgos y me sonaba que había otra.
Bajamos hasta Quintanar de la Sierra donde entramos a desayunar en un magnífico bar muy próximo a la Plaza Mayor y estuvimos preguntando.
No nos indicaron muy bien, pero si lo hizo Google Maps, que me mostró otra carretera que salía desde este propio pueblo y que empalmaba por la que habíamos intentado ascender.
Así que mamá se quedó en el pueblo y mi hermano y yo intentamos subir. Todo iba bien, pero de repente la nieve apareció también. Justo cuando llegamos a la unión con la carretera por la que intentamos subir inicialmente la nieve nos volvió a cortar el paso y frustró de manera definitiva nuestra ilusión de ver Las Lagunas de Neila, a pesar de que hacía un día estupendo, sol y unos 15 grados, y que debía de llevar varios días sin nevar, no pudo ser. Así que habrá que acercarse durante la Vuelta a Burgos a probar suerte.
Así que retornamos a Quintanar de la Sierra, recogimos a mamá y continuamos para ver algo porque llevábamos un día poco provechoso y no era pronto precisamente.
Dirección Santo Domingo de Silos pasamos junto a la construcción del embalse de Castrovido aunque me pasó un poco desapercibido y echamos gasolina en Salas de los Infantes, para después dirigirnos a Silos atravesando un magnífico desfiladero, justo al final del cual estaba el pueblo.
Nos dirigimos al Monasterio pero en ese momento estaba cerrado, así que aprovechamos a comer, no muy bien esta vez, ya que las judías pintas que nos sirvieron no tenían nada de acompañamiento y estaban insípidas y para hacer frente al tiempo que restaba nos dirijimos al cercano desfiladero de la Yecla.
Allí descendimos hasta una pasarela habilitada para recorrer el muy angosto cañón, aunque es relativamente corto.
Una buena forma de hacer tiempo.
De vuelta a Silos entramos directamente al Monasterio donde por media hora un guía nos explicó detalladamente la planta baja de su famoso claustro, pero sólo eso, se quedó un poco escaso, mucha explicación pero para poco recorrido. Aparte de que el guía era un poco extraño por decirlo de alguna manera.
Tras hacer unas fotos y salir del recinto me dirigí a una ermita y una estatua de la virgen muy próximos pero ya encaramados en la montaña desde donde había unas vistas inmejorables del monasterio y del pueblo.
Muy próximo y de camino al último destino del día había una cascada que resultaba bonita y curiosa, así que con el atardecer ya echado encima nos acercamos al cercano pueblo de Quintanilla del Coco donde pretendíamos contemplar la Cascada del Churrión.
Esta vez si que llevaba las indicaciones conmigo y tras coger un desvío a mano izquierda en la entrada del pueblo, llegamos por una pista a una ermita (incontable el número de ermitas que nos cruzamos durante el viaje), en la cual ya había carteles que lo indicaban.
Así que tras 10 minutillos andando y en la parte final entrar en una zona arbolada muy chula al pie de las rocas llegamos al punto exacto pero nos quedamos ligeramente decepcionados por la escasa cantidad de agua que traía, cuando yo había divisado fotos con un enorme caudal.
Paradojas de la vida, nieve en Las Lagunas de Neila que nos impidieron acceder y aquí apenas había agua. No obstante el sitio era muy bonito.
El sol se desplomaba sobre el horizonte así que pusimos rumbo a Covarrubias, donde llegamos con una escasa brizna de luz natural, además porque el pueblo está un poco rodeado de colinas, aunque sean de escasa altitud.
Un interesante puente sobre el río a la entrada, una bonita Plaza con su ayuntamiento (con una extraña bandera de Noruega, que podéis encontrar su significado investigando), el famoso Torreón de Doña Urraca, una bonita iglesia, y una segunda menos bonita pero que dotaban al pequeño pueblo de un patrimonio notable y le daban un gran atractivo.
Tras dar un par de vueltas por todos estos sitios, muy próximos entre sí, el sol había desaparecido completamente y la luz brillaba ya por su ausencia, así que pusimos rumbo a nuestro lugar de descanso.
Una breve y última parada para contemplar una gran estatua del Cid en la carretera que va a Burgos, aunque con escasa luz y desde allí ya directos hasta el hotel.
Ducha y a dar una vuelta por Burgos, con un poco de frío eso sí.
Tuve que cenar en solitario unas ricas croquetas con su vino tinto de acompañamiento en el bar de enfrente al de la noche anterior y con eso y otro poco de paseo el día quedó finiquitado.
Pineda de la Sierra
Neila
Lagunas de Neila
Quintanar de la Sierra
Santo Domingo de Silos
Covarrubias
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