martes, 28 de febrero de 2017
Burgos en 5 días - Día 5
Para el último día, pensando ya en el cansancio acumulado, había dejado la parte más tranquila y menos extensa del viaje, visitar la capital por la mañana y algunos monumentos o pueblos cercanos antes de emprender viaje de vuelta a Madrid.
Así que después de desayunar y pasar por tres iglesias muy próximas al hotel, accedimos por la Puerta Real a la Plaza de la Catedral. Ya la teníamos más que vista de noche, muy bien iluminada, pero estando al lado había que empezar el recorrido por allí.
Desde allí trepamos hasta el castillo y sus alrededores desde donde se contemplaba toda la ciudad con la catedral en primer plano, porque realmente el castillo en si no vale mucho.
Con el mapa en la mano descendimos para salir por el arco de acceso, parte de la antigua muralla, para llegar a la zona más alejada del casco antiguo donde había un par de iglesias y otro edificio interesante.
Desde allí camino de vuelta, pasando por esculturas, que había unas cuantas, bordeando el río y pasando frente a algún edificio más interesante, pero bueno, aunque fuera de noche realmente ya lo habíamos visto prácticamente todo.
Dentro de la ciudad todavía nos quedaba acudir al Monasterio de las Huelgas, pero primero visitaríamos otras dos edificaciones religiosas.
Descartado el yacimiento de Atapuerca, nos acercamos hasta el Monasterio de San Pedro de Cardeña, a unos 15 kilómetros de Burgos.
El edificio destaca por sus enormes proporciones y su tranquilo y aislado emplazamiento, aunque desde fuera no se pudiera apreciar bien y cuando llegamos todavía no estaba abierto al público. Desechamos la exhaustiva visita por el tiempo que nos iba a llevar y lo que nos podría alterar el plan establecido.
Así que desde ahí nos dirigimos a la cercana Cartuja de Miraflores. Un bonito edificio por fuera y que esta vez si que visitamos por dentro. Sólo cobraban la voluntad por entrar y aunque la estancia era relativamente rápida de ver, fue digno de acceder y por lo menos cubrimos con ello la no visita de San Pedro de Cardeña.
Con una bonita Custodia y la tumba de dos Reyes junto a ella, también poseía una exposición con alguna pintura interesante.
Desde allí retornamos por última vez a Burgos para visitar el Monasterio de las Huelgas, ya que nos pillaba en dirección Oeste, hacia donde luego nos tendríamos que dirigir. Era domingo y había gente. Fuimos a acceder, a pesar de que los 6 euros parecían excesivos, pero la media hora restante hasta el siguiente pase y la hora que duraba la visita nos hicieron declinar la entrada. Al fin y al cabo es más fácil volver a Burgos que no a alguno de los pueblos o rincones desperdigados por su provincia.
Realmente el aspecto del Monasterio era atrayente por fuera y seguramente hubiera sido fantástica su visita por dentro pero quedará para otra ocasión.
Así que cogimos la autovía que lleva a León rumbo a Sasamón. Al lado derecho de la autovía y a tan solo un kilómetro se divisaba la estampa del pueblo, con su imponente iglesia en lo alto. Con un par de ermitas nada destacables nos dirigimos hacia la iglesia. Allí se situaba además la Plaza del Ayuntamiento con una bonita fuente en su centro.
Con un fuerte aire desagradable contemplamos aquel bonito rincón y su iglesia.
Después de ello bajamos en busca de un puente no románico si no romano que se hallaba en sus proximidades.
Avistamos el arco en ruinas, portada de una antigua iglesia y próxima el citado puente, en bastante mal estado, pero al fin y al cabo un vestigio de aquella época.
Muy próximo a Sasamón, pero al otro lado de la autovía, estaba la localidad de Olmillos de Sasamón, donde había que contemplar su Castillo, muy bien conservado, pero hasta el punto de llegar a parecer un castillo moderno. Al fin y al cabo había pasado a ser algo privado y ni se podía visitar. Poco más había que ver allí, así que tras comprar unos Quesos de Sasamón que hacía tiempo tenía ganas de probar y un intento fallido por comer nos fuimos.
Como el intento de comer había sido fallido, recuperó parte en el planning del día Melgar de Fernamental, ya que en principio al ser más grande parecía garantizar sin problemas el comer.
Así que hasta allí nos dirigimos, ya al borde del Pisuerga y de la provincia de Palencia.
Nos dirigimos directamente a comer en un restaurante que tenía varios carteles anunciándose desde calles adyacentes y tuvimos suerte.
Resultó ser un comedor super acogedor, apartado del bar en sí, donde pese a ser domingo comimos prácticamente a la carta, ya que había mucha variedad y lo hicimos por 15 euros, con postre y café incluidos.
Bastante hinchados por la comida dimos un rápido paseo por el pueblo visitando sus dos iglesias y declinamos acercarnos a un puente que había sobre el río ya que empezaba a ser tarde y todavía quedaba un sitio por visitar.
Yendo hacia Melgar habíamos pasado por la localidad de Villasandino, donde habíamos dejado un puente interesante, y los puentes no se perdonan.
Así que rumbo a Castrojeriz paramos allí y contemplamos el puente junto a la iglesia en un pueblo chulo pero prácticamente deshabitado.
Ya solo quedaba Castrojeriz para dar por finalizado el viaje como tal. Llegamos rápidamente y dejamos el coche en una calle estrecha en el centro, junto a la iglesia. Recorrimos dicha calle hasta el final, pasando por la plaza del Ayuntamiento y llegando a un balcón desde el que contemplar el pueblo y más allá. Con el castillo en ruinas en lo alto volvimos paseando por una calle más abajo topándonos con varios alojamientos para peregrinos del Camino de Santiago y varios bares para comer. El pueblo tenía más vida de lo que parecía.
Pero yo tenía grabada una imagen del paso del pelotón de la Vuelta a Burgos por Castrojeriz, los arcos de una especie de iglesia por debajo de los cuales pasaba la carretera. Tras buscar por internet y descubrir que había tres conventos en un radio de tres kilómetros, comprobé que el que quería visitar era el de San Antón.
Así que recorrimos esos tres kilómetros y llegamos al lugar, el convento está bastante ruinoso, pero no deja de ser interesante de apreciar.
Así que ese sí era ya el punto final de visita de la provincia. Deshicimos los tres kilómetros hasta Castrojeriz y fuimos empalmando carreteras hasta alcanzar la autovía en la localidad de Lerma, dejando a nuestro paso un puente interesante en la localidad de Tordómar, y ya desde aquí por la A-1, previo gran atasco en la provincia de Madrid, hasta llegar a casa.
Burgos
Monasterio de San Pedro de Cardeña
Cartuja de Miraflores
Monasterio de Santa María la Real de Las Huelgas
Sasamón
Olmillos de Sasamón
Melgar de Fernamental
Castrojeriz
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario