domingo, 14 de julio de 2019
Pirineos día 1
Dado que el primer día iba a estar prácticamente dedicado el viaje creí conveniente aprovecharlo para realizar alguna parada en sitios interesantes de la provincia de Huesca, así que tras conducir hasta Zaragoza y posteriormente hasta Huesca capital nos dirijimos primeramente al castillo de Loarre.
Por el camino un indicador de una colegiata en lo alto del pueblo de Bolea nos hizo hacer la primera parada verdadera.
Como era muy complicado alcanzarla en coche, un par de simples fotos que el calor apretaba y las prioridades eran otras.
Así que nos fuimos acercando al castillo, y según íbamos divisándolo su estampa y su ubicación le hacían todavía más impactante.
Para mi uno de los mejores castillos de España sin duda y su emplazamiento magnífico.
Así que llegamos, lo vimos por fuera sin entrar dentro para no perder todo el día, comimos algo allí mismo y seguimos rumbo hacia otro destino que tenía muchas ganas de ir, los Mallos de Riglos.
Antes paramos un momento en el municipio de Ayerbe, un sitio bastante chulo. Seguimos para unirnos ya al curso del río Gállego y empezar a divisar las formidables formaciones rocosas que son los Mallos de Riglos.
Llegamos hasta un mirador que hay poco antes de llegar al pueblo de Riglos, cuya carretera no tiene salida y con esas vistas nos conformamos, seguramente no las habría mejores.
Para comparar nos fuimos a los cercanos Mallos de Agüero y la verdad que no son como los de Riglos, pero el pueblo escondido es muy chulo también.
Pasamos por el bonito embalse de la Peña, una zona ya con más aspecto prepirenaico y nos dirigimos al Monasterio de San Juan de la Peña.
Pero al paso por Bernués vimos un impactante puente y esas obras arquitectónicas no se pueden dejar escapar sin parar.
Así que después de muchas curvas llegamos al Monasterio nuevo de San Juan de la Peña, un sitio interesante a la salida de un bosquecillo, donde además hicimos una pequeña ruta que lleva hasta la parte alta del Monasterio antiguo y por otro lado al balcón de los Pirineos, con unas fantásticas vistas aunque difuminadas del valle de Jaca y de las montañas.
Pasamos junto al monasterio antiguo y descendimos hasta Jaca, allá por el 89 o 90 lugar de destino de campamento del que guardamos un gran recuerdo y al que en algún momento habrá que volver, ya que además de cambiar apenas vimos nada.
Junto a Jaca la imponente peña de Oroel, dónde hicimos una excursión en aquel campamento y aunque a mi por edad no me dejaban subir conseguí convencer
a mi monitor para que me dejara y es una ruta que me gustaría repetir algún día.
Compramos unas cosas para cenar y comer al día siguiente en un Mercadona de Jaca y nos dirigimos hacia Sabiñánigo para cruzar a Francia por el puerto del Portalet.
Desde Sabiñánigo pasamos por Biescas, con una impresionantes paredes de piedra junto a él y fuimos remontando el curso alto del río Gállego, pasando por Hoz de Jaca, Lanuza y llegar hasta el último pueblo, Sallent de Gállego, un pueblo de postal y aunque tendrá un clima duro ubicado en un
sito super bonito.
Pasamos Formigal y coronamos el puerto donde ya se avistaban frente a nosotros numerosos picos imponentes.
A la derecha de la cima, detrás de unas rocas se intuía un poco de niebla, y así fue, en cuanto empezamos a bajar nos metimos de lleno en la niebla y ya no la abandonamos, mal presagio para nuestras vacaciones.
Descendimos todo el valle de Osseau sin apreciar nada y cuando llegamos a Laruns tomamos el desvío hacia el Col del Aubisque, la carretera más rápida o la única sin tener que dar un inmenso rodeo para llegar a nuestro destino en Argeles-Gazost.
Entre la niebla fuimos subiendo, pasando por Eaux-Bonnes y Gourette pero sin ver nada del paisaje que luego resultaría espectacular.
Coronamos y como no se veía nada seguimos hacia adelante, no más rápido de 30 por hora.
Como íbamos tan despacio unos cuantos minutos después alcanzamos el Col del Soulor y yo pensé que nos habíamos equivocado, pero mirando el mapa estaba todo en orden, ni nos habíamos dado cuenta de la carretera y el precipicio por el que habíamos pasado.
Pues ahora sí, con mejor carretera pero con la niebla, ya estábamos casi.
Así que llegamos a Argeles-Gazost y nos alojamos en nuestro hotel para las próximas cuatro noches, sin poder hacer mucho más que cenar, descansar y planificar la jornada del día siguiente.
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