martes, 22 de noviembre de 2022

Puente de los franceses - San Felices de los Gállegos (03-11-2022)

 

Es sorprendente la cantidad de puentes que hay en la provincia de Salamanca, e incluso restos de calzadas romanas.
Algunos son de origen romano y otros aunque no lo sean, tienen su antigüedad y su encanto, como este puente de los franceses en el término municipal de San Felices de los Gallegos.

Un puente sobre el río Águeda, que durante gran parte de su recorrido tiene bastante parecido y poco que envidiar al Duero en su famosa zona de Los Arribes, ya que forma también unos cañones bastante profundos y parajes preciosos.

La ruta no tiene ninguna pérdida, ya que va un camino perfectamente señalizado desde el pueblo, atravesando fincas, alguna zona ganadera y en general praderas verdes en el día que hicimos la ruta.
Son unos 5 kilómetros hasta el puente, el último en continuo descenso a través de una calzada, no sé de que época, y con 24 revueltas hasta llegar al pie del puente.






















La ruta se puede completar escalando la otra ladera del río hasta el pueblo de Puerto Seguro, todavía en España, ya que aquí el río Águeda todavía no ejerce de frontera natural entre España y Portugal, pero supone otro esfuerzo importante, y además el día estaba complicado, hasta con niebla amenazando.

También se puede acercar a comprobar alguno de los puntos de interés cercano que aparecen en Google Maps, como un mirador o los restos de un castro celta.

Y si no, el camino de vuelta es otro esfuerzo y se puede completar con la visita al pueblo, con una gran iglesia en su plaza principal, un castillo con una prominente torre del homenaje y un gran pilón a la entrada del pueblo.
















Además a la salida, un camino de cruces conduce hasta una ermita en la salida del pueblo, con un verraco no muy logrado también, en dirección a Ciudad Rodrigo.

Un paraje recomendable de visitar.














lunes, 14 de noviembre de 2022

Ruta Muñochas - Muñogalindo (09-12-2021)

 


No todas las rutas pueden tener una cascada super chula, o discurrir por parajes verdes o de mezcla de colores bonitos, o algún puente espectacular o subir a una montaña conocida.

Siempre hay que hacer otro tipo de rutas para cambiar.

Y ésta es una ruta corta y más o menos sencilla, improvisada por alguien que me pareció interesante.

El mayor aliciente de la misma son las pinturas que Agustín Ibarrola realizó sobre unas piedras en un finca en el término municipal de Muñogalindo.
Como ya había estado en el Bosque de Oma, donde realizó unas pinturas parecidas, pero sobre árboles, tenía curiosidad por ver que había hecho aquí.

Aparcando en el pueblo de Muñochas, en el Valle de Amblés, no hay ningún camino que seguir, básicamente si alguien la quiere hacer mirar el mapa, porque hay que ir básicamente campo a través.

La primera parte, donde se acumula el desnivel positivo, transcurre principalmente por alguna tierra de cultivo y monte bajo, siendo el principal aliciente de esta parte las diferentes piedras curiosas y grandes que nos vamos encontrando y a la que se le pueden sacar diferentes parecidos, principalmente con animales.

















Siguiendo el mapa vamos en dirección hacia la finca donde están las pintaras ... que es de pago.
Me pareció sorprendente y un poco ridículo, porque es un sitio poco conocido y aislado, aunque se pueda llegar en coche.
Como llegamos a eso de las 14.30 y cerraban a las 15.00, la chica que está en la entrada, que era encantadora todo hay que decirlo, nos dejó entrar gratis. La pobre tenía pinta de haber estado sola toda la mañana.

Así que hicimos un recorrido rápido por las diferentes pinturas y dándole las gracias abandonamos la finca.










Tocaba camino de vuelta, también campo a través, buscando un camino de tierra que se ve más abajo y el cual nos conducirá directamente hasta donde habíamos dejado el coche.
Igual que la primera parte tenía el atractivo de las diferentes piedras que nos íbamos encontrando, esta segunda cuenta con el bonito atractivo de las numerosas e imponentes encinas que nos flanquean sobre todo al lado izquierdo del camino, pudiendo incluso meterse en el interior del tronco de una de ellas.









Y he aquí que finalizado el recorrido y comido nuestro bocadillo tuvimos un muy desagradable incidente.
Se presentó directamente a por nosotros una patrulla de la guardia civil y nos hizo documentarnos y abrir el maletero, a lo que no sé si estoy seguro que debiéramos haber accedido, entiendo que porque alguno de los escasos habitantes del pueblo llamó al ver el coche allí varias horas.
Simplemente por salir a hacer una ruta por el campo, increíble a lo que se dedican ...

Así que si alguien va, espero que no le pase lo mismo.


Para completar la ruta que no había sido muy extensa, nos acercamos al próximo pueblo de Guareña, a contemplar una chorrera que me sorprendió y agradó, a pesar de que en esos momentos tenía poca agua, pero que en época de lluvias tiene que ser un lugar interesante para merendar, por ejemplo.








Los datos de la ruta